lunes, 23 de enero de 2017

La jauría viene con hambre atrasada

Fernando Ravsberg 
Foto: Raquel Pérez Díaz

Durante las últimas semanas la nueva campaña contra Cartas desde Cuba y contra mi persona ha tomado una virulencia como nunca antes. El cerco se va cerrando y existe la posibilidad de que los extremistas venzan aunque nunca nos convenzan.

Repiten una y otra vez mentiras para que queden en la mente de la gente. Me acusan de ser un “mercenario” pero no dicen quién me paga. Ellos saben muy bien que no recibo dinero de nadie pero eso poco importa mientras sirva para la difamación.

Gritan que formo parte de una conjura de “los monopolios internacionales de la información” contra la Revolución Cubana pero silencian que trabajo en un medio de izquierda. Lo callan porque no les es útil en sus sucias campañas de difamación.

Ante la dificultad de apelar a la razón para lograr el cierre de Cartas desde Cuba ahora acuden al sentimiento de los cubanos. El gran agravio fue utilizar una imagen sacada de internet donde una tortuga lleva la bandera en su carapacho y en su rastro.

“Ravsberg ha ultrajado nuestros símbolos patrios”, dicen compungidos los que iniciaron esta campaña mientras se dan golpes en el pecho. Son los mismos que callan cuando un grupo de rumberas, los deportistas o los músicos usan la bandera como vestuario.

Los medios cubanos publican decenas de dibujos con la bandera pintada en una mano, en la cara o en un puño. En cada acto en la Plaza se camina por encima de miles de banderas cubanas tiradas al suelo. Pero nada de eso importa porque no sirve para atacar a Ravsberg.

Con esto no me refiero a los cubanos que sinceramente se sintieron ofendidos o molestos por esa imagen. Para ellos mis disculpas, representada en los hechos cuando retiré la tortuga del blog, a pesar de que las autoridades nunca me pidieron que lo hiciera.

Sin embargo, aquí hay mucho más que patriotas ofendidos, hay una campaña organizada por los extremistas que, burlonamente, llamo mi “Club de Fans”, el cual desde hace años trata de lograr que el gobierno cubano cierre este blog y/o me expulse del país.

No soportan una voz diferente, ni una óptica distinta. Para los extremistas la única verdad es “su verdad” y todos los demás criterios deben desaparecer o por lo menos mantenerse en un temeroso silencio mientras ellos se convierten en la única voz.

Los extremistas cuentan con todos los recursos, apoyo institucional, dinero, excelente conexión ADSL a internet, oficinas, automóviles, gasolina, dólares para viajes al extranjero, espacios televisivos y un ejército de periodistas, informáticos, diseñadores y secretarias.

Y con todos esos recursos a su disposición se sienten amenazados por el blog que un periodista elabora desde su propia casa, sin más dinero que el de sus ahorros y con un internet de palo. Le temen a la credibilidad que hemos logrado y que ellos jamás han tenido.

Por eso Cartas desde Cuba duplicó el número de lectores en 2016. Tiene seguidores en 162 países, sobre todo en Cuba pero también en todos los de América y Europa. Tenemos amigos hasta en Japón, Taiwán, Vietnam, Israel, Arabia Saudita, Nueva Zalandia, Burundi, Polinesia, Ghana o Burkina Faso.

Decía José Martí que “un principio justo desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”. Y hoy, en la era de Internet, se podría agregar que esa verdad se multiplica porque la “cueva” tiene ecos capaces de llegar hasta al último rincón del mundo.

El “valeroso” ejército de ciberguerros no puede alcanzarnos así que presiona a las autoridades para que nos eliminen. Si tienen que solicitar refuerzos para combatir a Cartas desde Cuba, imaginen el triste papel que hacen en la tan mentada guerra de información con EEUU.

Pero, por mucho que hagan las fuerzas oscurantistas, Cuba avanza. De los blogs, las webs informativas y los medios digitales, surgidos durante los últimos años, nació ya una forma de hacer un periodismo alejado de los tópicos infantiles de los extremos.

Cientos de colegas cubanos, fuera y dentro de los medios oficiales, anhelan y reclaman hacer un periodismo diferente, oportuno, serio, veraz, profundo y equilibrado para lograr credibilidad. Contra ese semillero nunca podrán, seguirá germinando para el bien de toda la nación.

Y mientras el país se transforma, la jauría que nos rodea se desespera. Reclaman al gobierno que utilice la fuerza porque ellos se saben incapaces de participar en una batalla de ideas, donde se combate con argumentos y propuestas.

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