domingo, 15 de enero de 2017

¿Quién se beneficia con el fin del tratamiento especial a los inmigrantes cubanos?


por David Adams

A primera vista, la sorpresiva decisión del presidente Barack Obama de anular el antiguo tratamiento especial a los inmigrantes cubanos, conocido como "pies secos, pies mojados", podría parecer beneficiosa para su próximo sucesor.
Durante décadas, los presidentes estadounidenses han sido cuidadosos de no ofender a la enorme y políticamente activa comunidad cubano-estadounidense del sur de Florida. El fácil acceso a la residencia estadounidense para quienes huyen de Cuba era considerado algo prácticamente intocable.
Así que cuando Donald Trump asuma el cargo la próxima semana tendrá algo menos de qué preocuparse en cuanto a Cuba.
"En vista de la situación, le ha hecho un gran favor a Trump", dijo Pedro Freyre, un abogado cubano-estadounidense de Miami que vigila de cerca las relaciones cubano-estadounidenses para los clientes de negocios.
Pero, como todas las grandes jugadas en el juego de ajedrez entre Washington y La Habana, mirándola bien la situación se pone más intrigante.
En lugar de una medida unilateral, fue negociada en secreto durante meses con el gobierno cubano, la culminación de una campaña de dos años de la administración Obama para normalizar las relaciones con Cuba, poniéndole fin a medio siglo de hostilidad. Como parte del acuerdo, Cuba se comprometió a aceptar a cualquier cubano que sea deportado después de que se le niegue la entrada a Estados Unidos, así como a 2,700 prisioneros cubanos en cárceles estadounidenses.
El cambio de Obama en cuanto a la política de 'pies secos, pies mojados', crea una cuestión fundamental que, según Freyre y otros, ahora podría hacerle difícil a Trump disociar los problemas de la inmigración cubana del resto de la política de compromiso de Obama.
"Le pone una trampa a Trump", dijo Freyre. "Ahora le es muy difícil a Trump darle marcha atrás. Si da un giro de 180 grados, los cubanos pueden hacer lo mismo y negarse a admitir a quienes Estados Unidos desee deportar'.
Durante la campaña electoral, el presidente electo Donald Trump prometió deshacer la política de compromiso de Obama hacia Cuba mediante la que se ha logrado el restablecimiento de relaciones diplomáticas, así como un enorme auge del turismo entre los dos antiguos enemigos de la guerra fría.
Después de la muerte de Fidel Castro el 25 de noviembre, Trump advirtió en Twitter que podría cortar los vínculos de Estados Unidos con la isla "si Cuba no está dispuesta a ofrecerle algo mejor al pueblo cubano, al pueblo cubano-estadounidense y a Estados Unidos en general".
El mensaje de Twitter de Trump refleja las tendencias de la política exterior conservadora de su equipo de transición. Sin embargo, el 75% de los estadounidenses apoyan el reciente deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, según un sondeo realizado en diciembre por el Pew Research Center.
Eso no significa que todos estén muy entusiasmados con las perspectivas de una mayor democracia en Cuba en los próximos años. Solo el 42% espera que Cuba sea más democrática en los próximos años, mientras que el 47% dice que será aproximadamente igual que en la actualidad.
La administración Obama ha considerado durante mucho tiempo que el progreso del cambio de Cuba se alcanza mejor si se le priva al gobierno cubano de cualquier excusa para no cambiar.
En ese contexto, la política 'pies secos, pies mojados' se consideraba cada vez más un anacronismo de la guerra fría. Cuba considera el fácil acceso a la residencia estadounidense para los emigrantes cubanos una afrenta a su soberanía, así como una costosa fuga de cerebros que incitaba a sus mejores médicos a buscar empleo en Estados Unidos.
Algo que le facilitó la decisión a Obama fue que la política también había ido perdiendo apoyo entre los exiliados cubanos conservadores, quienes se quejan de que la mayoría de los migrantes actuales no fueron víctimas de persecución política, sino que sólo buscaban oportunidades económicas.
Uno de los críticos más duros de Obama en el sur de la Florida, el senador cubano-estadounidense Marco Rubio, dijo en una declaración: "La Ley de Ajuste Cubano les ha brindado a innumerables cubanos la oportunidad de escapar de la tiranía de Castro. Sin embargo, en los últimos años, también ha conducido a abusos".
Reconociendo que "algunos cambios eran necesarios", no cuestionó la anulación de la política de 'pies secos, pies mojados', sino que se enfocó en las garantías de que "los cubanos que lleguen aquí para escapar de la persecución política no sean retornados sumariamente al régimen, y se les de una oportunidad justa para solicitar y recibir asilo político".
Irónicamente, eso lo puso en compañía de otros hispanos en Estados Unidos quienes siempre se quejaron de un doble estándar en la política de inmigración que les ofrecía privilegios injustos a los cubanos.
Sin lugar a dudas, el anuncio es una noticia devastadora para los miles de cubanos abandonados en México, Centroamérica y otros países quienes habían vendido todo en Cuba para aprovechar la laxitud de la política 'pies secos, pies mojados'.
Puede parecer terriblemente injusto que a alguien que llegó a la frontera de Estados Unidos a las 4 p.m. del jueves se le haya permitido la entrada bajo la política de 'pies secos', y aquellos que llegaron unos minutos más tarde fueran rechazados.
Pero para ser justos con la administración Obama, los emigrantes cubanos han sabido durante mucho tiempo que existía el riesgo de que la ley fuera anulada en cualquier momento.
El viernes, la Iglesia Católica estadounidense expresó su decepción con la decisión de Obama basándose en razones humanitarias. El Obispo Joe Vásquez, presidente de la Comisión de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo que "si bien consideramos de buen agrado la normalización de las relaciones con Cuba, la violación de los derechos humanos fundamentales sigue siendo una realidad para algunos cubanos y la política pies secos/pies mojados les daba una vía para buscar refugio en Estados Unidos".
En el contexto más amplio de la seguridad fronteriza estadounidense, la nueva política hacia Cuba está en consonancia con la plataforma de campaña de Trump.
"Para alguien que se pasó toda su campaña presidencial vociferando sobre el control de la inmigración, es difícil para Trump ir en contra de esto. Es efectivamente irreversible", dijo Brian Latell, un ex analista de Cuba en la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Otra razón por la que a Trump podría gustarle la medida de Obama, el acuerdo sobre inmigración también abre una potencial Caja de Pandora en Cuba, pues les dificulta a los cubanos descontentos abandonar la isla.
"Washington cierra la válvula de escape para los cubanos", escribió en Twitter Yoani Sánchez, una importante periodista disidente de La Habana.
De hecho, la frase 'válvula de escape' está en boca de muchos. El fin de la política 'pies secos, pies mojados' fue "un gran paso" para darles a los cubanos la oportunidad "para lograr un cambio en la isla sin la válvula de escape que ha sido utilizada cínicamente por el régimen y Miami para mantener a Cuba en el pasado", dijo un alto funcionario norteamericano.
El vice asesor de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, insinuó lo anterior ante reporteros el jueves. La decisión de anular la política 'pies secos, pies mojados', dijo, era coherente con una política que buscaba restaurar la normalidad en las relaciones entre ambos países.
No sólo era hora de ponerle fin a la larga historia de la peligrosa migración ilegal de cubanos por mar y tierra, dijo. También era hora de que los jóvenes cubanos y educados encontraran soluciones en el país, exhortó, en lugar de abandonar su país.
"Es importante que Cuba siga teniendo una población joven y dinámica que evidentemente está funcionando como agente de cambio y convirtiéndose en empresarios ... Y, francamente, creemos que este cambio servirá para crear más incentivos para las reformas económicas que se deben realizar en la isla", dijo.
Algunos expertos afirman que lo más sorprendente sobre el cambio de política no fue la decisión de Obama, sino que Cuba estuviera de acuerdo con ella.
¿Podría ser la señal de que Cuba se está preparando para hacer más cambios internos para abrir su sistema político y económico?
"La normalización de la inmigración con Cuba significa que no hay más escotillas de escape ni salidas fáciles", dijo Freyre. "Los dirigentes cubanos saben que tienen una economía muy débil e insostenible. Ahora les toca a ellos resolver sus propios problemas".

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