lunes, 23 de enero de 2017

La naturaleza represiva del sistema cubano se mantiene inalterable


REINALDO ESCOBAR, La Habana
La policía política detuvo a más de 60 integrantes del Movimiento Damas de Blanco en La Habana, Matanzas, Santa Clara y Ciego de Ávila. (EFE/Archivo

A 48 horas de que Donald Trump fuera declarado presidente de Estados Unidos, la policía política mantenía inalterable la represión contra los opositores. La mano dura de la Seguridad del Estado comienza a desmentir la afirmación de que "las concesiones de Barack Obama" a la Plaza de la Revolución alimentaban el carácter represivo del Gobierno de Raúl Castro.
Foto de archivo:represión contra las Damas de Blanco 

Según reportes parciales emitidos este domingo, la policía política detuvo a más de 60 integrantes del Movimiento Damas de Blanco en La Habana, Matanzas, Santa Clara y Ciego de Ávila. Berta Soler y su esposo, el ex prisionero de la Primavera Negra Ángel Moya, fueron arrestados junto a 23 mujeres cuando se disponían a salir de la sede de la organización en el barrio de Lawton, en La Habana.

A los represores no les tembló la mano ante el escenario de un nuevo inquilino en la Casa Blanca. Ni siquiera se mostraron amedrentados por la advertencia que el magnate hizo semanas antes en su cuenta de Twitter, cuando aclaró que "si Cuba no se muestra dispuesta a ofrecer un mejor acuerdo para los cubanos, para los cubano americanos y para el pueblo estadounidense en general", liquidaría la normalización diplomática.

Foto de archivo:Las Damas de Blanco en manifestación .Cuba  
Con deshielo o sin deshielo, la naturaleza represiva del sistema cubano se mantiene inalterable
A pesar de las esperanzas de algunos y las amenazas de otros, la represión continúa y en esta jornada dominical fueron impedidas de asistir a misa más de 30 Damas de Blanco en Matanzas. A algunas las llevaron a estaciones de la policía, mientras otras quedaron abandonadas en la periferia de la ciudad o conducidas hasta sus casas. En la ciudad de Santa Clara se reportaron dos detenciones y otra en Ciego de Ávila.

Si realmente existe alguna relación entre lo que dice o hace el nuevo presidente de EE UU y la forma en que el Gobierno cubano decide tratar a sus opositores, las próximas semanas tendrán que demostrarlo.

Con deshielo o sin deshielo, la naturaleza represiva del sistema cubano se mantiene inalterable. Obama no parece ser responsable de la vuelta de tuerca en la opresión que se experimentó en los últimos dos años, como quizás tampoco Trump logre aliviar los rigores de un régimen que no puede existir donde prosperen las libertades.

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