miércoles, 4 de enero de 2017

“Nada es en la verdad de la vida, un año que acaba, ni otro que comienza...”

por Laureano Couso


“Nada es en la verdad de la vida, un año que acaba, ni otro que comienza...” 
Así comenzara nuestro Apóstol el articulo “El año nuevo”, artículo escrito hoy hace exactamente  123 años en la ciudad de New York.


Hoy después de 123 años nos parece que el artículo fuese escrito ayer, bajo los efectos actuales de nuestra triste realidad nacional; si se leyera este escrito martiano con pleno desconocimiento de su autor y fecha, creeríamos que esta epístola fuera redactada en el momento justo que le toca vivir a nuestra, ya, mancillada patria.


Recordemos que Martí escribió en este mismo comunicado: 
“Cada hombre se mide con la inmensidad que se le opone; midese cada virtud desnuda y sin más fuerzas que las de la piedad desheredada, con la suma hostil de complacencias tímidas o de egoísmos inertes”


Ciertamente cada cubano se ha de medir con sus deseos reales de ser libres definitivamente y no con el deseo frustrado de seguir emigrando fuera de su patria, después de más de 500 años siendo esclavos de unos y otros, en nuestra propia tierra, y la oposición falsa a nuestros deseos de democracia, sufriendo y viviendo una doble moral, que no es más que la falta de moral en la que nos hemos acostumbrados a vivir, no midiendo nuestras virtudes desnudas sino camufladas y con una falsa suma de hostil egoísmo, complacencia tímida y cobarde a los egoísmos inertes de quienes, aun a día de hoy, nos oprimen.


“Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo que el que se abra con la fuerza de su brazo... el primer día del año será el primer combate por nuestra libertad.” 
Para este pueblo vejado no habrá más año nuevo que el momento en que sepamos levantar con las fuerzas de nuestros brazos, hoy enmudecidos, el cartel de libertad, democracia y unión. Para este pueblo sufrido y dividido en los 5 continentes será verdaderamente ese momento nuestro primer día del año, el día que marchemos todos juntos reclamando por nuestras calles nuestro derecho de ser verdaderamente autónomos de nuestro destino y deje de ser manipulado por la actual casta castrense y esclavista de nuestra isla que nos mal gobierna y nos ata de manos, carentes de toda justicia y Estado de Derecho en medio de la actual teocracia impuesta.


“¿Como empieza en verdad el año nuevo para los cubanos? En Cuba en la miseria creciente y en las cárceles; afuera, muriendo de limosna en los hospitales, ocultando bajo el gabán roído las muñecas sin puños o el corazón enjunto, de falta de trabajo.” Esta realidad persiste hoy para nosotros los cubanos, incluso después de 123 años nuestro país lo han convertido tristemente en la segunda nación  del mundo con más población penal percapita, a base de injusticias tales como: “convicción moral”, “peligrosidad”, etc., sin que nadie se pregunte ¿cual es el verdadero objetivo de este mal gobierno, que lleva enquistado 58 largos e interminables años, para tener este triste récord de población penal?. Si en Cuba hubiese justicia y si esta no fuera subordinada a los caprichos del “Estado unipersonal”, habríamos de liberar a más del 50% de los reos de nuestro país. ¿Acaso piensan, los que nos mal mandan en Cuba, que los cubanos somos la raza más criminal del planeta?, la falta de justicia se ha convertido en práctica común en una “revolución” que teóricamente se hizo para implantar justicia y democracia.


Hoy como ayer nuestros conciudadanos mueren, ya no en las puertas de los hospitales, sino dentro de los hospitales mismos, pidiendo prácticamente de limosna una atención medica decorosa, pronta y con recursos médicos que escasean cada vez más junto a la falta de moralidad de nuestro ya deprimido personal médico, carencias materiales y morales que achacados siempre al terrible enemigo del bloqueo, que aun nos sirve a día de hoy de apuntalamiento  seguro para justificar todos nuestros males: como la carencia de empleo que obliga a muchos cubanos a robarle bienes al propio estado que les esclaviza y a otros miles a buscar a cualquier precio la salida del país que les vio nacer, huyendo así del absurdo de esta política actual, enquistada, retrograda y comunista; trayendo como consecuencia que salgamos de Cuba por sentirnos extranjeros en nuestra propia tierra, donde se nos discrimina y se nos destierra si correspondemos a alguna provincia fuera de La Habana, para ir a sentirnos extranjeros a cualquier parte del mundo. 


“El pan, se gana en todas partes, aunque hay ya muchas partes en su triste destierro donde no pueden los cubanos ganar el pan; pero el decoro de la vida, el respeto en la obra común de nuestros conciudadanos, el respeto y la ventura que vienen a la conciencia del ser humano y útil, el descanso de fundar sobre cimientos sólidos la familia que se trae al mundo, ¿dónde se pueden lograr sino en la patria?”
Patria que nos niega ese derecho común, la oportunidad de fundar nuestros cimientos, de proteger, cuidar, alimentar y educar a la familia que traemos al mundo en este cielo que nos vio nacer.


El destierro dentro de Cuba no se ha acabado a día de hoy, ni eliminado después de 123 años, por el contrario Martí no creería que sus palabras: 
“Ya los muchos pobres se ven sin casa ni mesa en el pueblo que han amado, se ven expulsados de las ciudades que levantaron con su esfuerzo. ¡Ese es el nuevo año para los cubanos!” 
En ciudades como La Habana, capital de todos los cubanos solo se puede venir en brigadas de constructores a edificarla, o a protegerla con policías venidos de todas las provincias del país, policías que se prestan servilmente a deportar en destierro a sus coterráneos cuando los ven circulando por las calles de la capital de todos los cubanos que todos hemos ayudados a construir. Martí no daría crédito a sus ojos, ni creería posible la actual ley de destierro para los propios criollos y volvería a alzarse el armas o  moriría de vergüenza al ver convertida a Cuba en una dinastía que trata a su pueblo como a esclavos manipulables de su propiedad, a los que se les puede vapulear, desterrar y encarcelar impunemente.


Se positivamente que este articulo no podrá llegar a ser leído, ni siquiera por el 10% de nuestra fustigada población, ya que una cosa sí bien aprendieron del apóstol, cuando este se refería a la censura que el gobierno español tenía en la isla en aquel entonces: 
“La censura no basta para remediar los males concretos, sino la censura organizada y actica”. 
Censura organizada y activa que desde 1959 se ha practicado en nuestra nación, impidiéndonos la existencia de una prensa independiente, manipulando así la información que llega a nuestro pueblo. El dueño de los medios es el dueño de la información, o desinformación, y el dueño de la información manipula a su antojo la realidad y el modo de pensar de un pueblo. 


Información es poder y ellos tienen hoy el poder de la información que nos manipulan y nos suministran ya resumidas en contenido y tema ideológico bien definido por ellos.


Esta misma censura activa que nos limita el acceso a Internet, que persigue a los que colocan antenas parabólicas en sus casas para informarse así de la realidad de Cuba y del mundo, censura activa que reprime a los que como yo expresamos nuestras ideas por vías y medios alternativos, censura activa que se ha insertado en forma de miedo en nuestra vida cotidiana, por temor a las bien conocidas represalias. 
“La tiranía no se derriba con los que le sirven con su miedo, o su indecisión, o su egoísmo, o el odio a la verdadera libertad”
Tenemos que despojarnos, de una vez y para siempre, de los miedos a reclamar y a protestar por nuestros derechos y libertades, perder esa indecisión a dar el primer paso y apartar de nosotros mismos ese egoísmo que cierto bienestar en algunos provoca el no hacer nada para cambiar nuestro destino.


“Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre, o no es hombre honrado. El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”
No continuemos siendo cómplices de nuestras propias desgracias, infelicidades, carencias y miserias. Alcemos nuestra voz para exigir una democracia y un estado de derecho, con igualdad jurídica para todos los cubanos en medio de una democracia real, verdadera, justa y operante. Dejemos de ser nuestros propios enemigos en esta batalla cívica, ya que 800 mil afiliados del PCC (Partido Comunista de Cuba) no son la mayoría de los más de 11 millones de cubanos y cubanas; dejemos, como dijera el apóstol, de poner obstáculos a los que sí están dispuestos a luchar por Cuba: 
“Los que quieren sacrificarse tienen por enemigos a los que no se quieren sacrificar; que les tira piedras, por no verse obligados a seguir tras ellos”
De continuar así, este nuevo año que comienza, solo sería la continuación de nuestra pobreza, desdicha, desunión y desventura: 
“¿Y para qué ha de ser este año nuevo, para acorralar más a los cubanos en su propia tierra, para debilitarles más el ánimo con la desconfianza de sí propios y la política sin crédito y sin preparación y sin objeto?”.


Tomemos este año nuevo, cubanos, como el año de nuestras propias reivindicaciones, donde perdamos el miedo a la represión, el miedo a reclamar, a exigir, a convocarnos, el año donde perdamos el miedo a protestar por nuestras calles, porque también son nuestras, donde perdamos los miedos a exigir cambios reales y necesarios, el año en que logremos crear una verdadera democracia y dejemos atrás a la dinastía imperante, para tener la sociedad moderna que Cuba necesita y nos reclama HOY.

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