Los cubanos realmente vivimos en una
CUBA geopoliticamente LIBRE desde 1902 que dejamos de ser una colonia de España. No somos ni feudo, ni anexo de ningún otro estado, no nos gobiernan
ni nos dirigen desde fuera de Cuba.
Pero a nuestra CUBA LIBRE solo le faltan LIBERTADES. Libertades que nosotros los cubanos no hemos sabido exigir hasta
ahora, ya que preferíamos mantenernos callados por miedo al propio policía que
llevamos inculcado dentro, de nosotros mismos, o bien preferíamos salir en
busca de las libertades ajenas ya existentes en otro país.
El sábado, finalmente después de 2
años, un amigo mío logro salir de Cuba rumbo a Miami en busca de esas
libertades individuales que a día de hoy no hemos sabido exigir ni reclamar. En
busca sus libertades ha dejado de manera irreversible, ante la imposibilidad de
retorno, a sus padres ya mayores con las lágrimas en los ojos que desvelaban el
triste escenario de un adiós convertido en hasta nunca.
Actualmente ya nadie podría decirme
a ciencia cierta cuantos cubanos han salido de Cuba a cualquier parte del mundo
desde el 1959; tan solo se supone que desde hace ya algunos años, solo, en
Florida sobrepasan los 2 millones, en resto de Estados Unidos y del mundo se
desconoce la cantidad exacta.
Si paseamos por las calles de la
Habana y prestamos oídos a la inmensa mayoría de sus habitantes de entre 25 a
40 años de edad, repito la inmensa mayoría, sueña con la posibilidad de irse de
su tierra, de su casa, de su barrio para comenzar a vivir la triste vida del
exiliado tan solo para buscar las libertades que no encuentra en su Cuba Libre.
A todos los que se van el
oficialismo cubano les llama traidores, gusanos, vende patria, vendidos,
aliados del imperio, contra revolucionarios y muchos otros improperios ya
gastados pero no menos repetidos con el fin de descalificar al que se marcha en
busca de esas libertades personales carentes en nuestra patria.
Tal parece que todos los cubanos
debiéramos o tendríamos que pensar de manera igualitaria, no se acepta, a día
de hoy, a una voz dentro de Cuba que pida un cambio de libertades, aunque estas
sean de manera moderada. Simple y llanamente no se admite, no se tolera, no se
permite y no se aceptan comentarios, reclamos o exigencias que den pie al más
mínimo de los cambios en el concepto de libertades individuales.
Cuba es un país mestizo somos una
mezcla de africanos, chinos, españoles, italianos, y judíos. Somos una mezcla
única y al mismo tiempo diversa que ha dado lugar a trigueños, blancos,
mulatos, achinados, pelirrojos. Tenemos y somos de todo un poco. Como dijera
Nicolás Guillen, en cuba, “él que no tiene de Congo, tiene de carabalí”
Si entre cubanos nos aceptamos tal
como somos físicamente, si aceptamos los gustos culturales diversos de nuestros
compatriotas: -porque no a todos nos gusta la salsa, ni el son, ni la música
clásica, ni el buen sonar de un Batá-, y nos aceptamos y nos respetamos de
igual modo, entonces por qué no aceptamos abiertamente y sin hipocresías que al
igual que hay en nuestra tierra santeros, abacuas, paleros, católicos,
protestantes, judíos, ortodoxos y ateos también hay cubanos que creen en el
socialismo duro, los que creen en el socialismo democrático, los que son
abiertamente de derechas y que también hay personas de centro derechas y
cubanos apolíticos.
Que nos pasa a los cubanos que no
podemos respetarnos en ese punto tan elemental como es el del libre credo
político, libre opinión y afiliación política, que coexisten en el resto del
planeta y a nosotros y a nuestros dirigentes actuales aun nos cuesta tan
siquiera pensar en esa idea y en ese día que finalmente podamos también ser
aceptados y respetados, al igual que somos aceptados por nuestro color, gusto
de música, o credo religioso.
Nunca el estado tilda de mal cubano
al que no baile, o no beba, ni al que es de una confesión u otra. El Estado
tampoco acusa de traidores a los cubanos por su color de piel o preferencias
culturares o sexuales. Entonces hasta cuando permitiremos que el estado nos
insulte por pensar 5 milímetros más allá de la línea marcada por unos pocos del
PCC central.
Los cubanos tenemos raza, cultura,
tendencias y credos diferentes. También en lo concerniente a la visión política
inmóvil del socialismo actual pensamos de diferentes maneras.
Es hora de reclamar, exigir y
aceptar nuestras libertades de pensamiento y expresión. Es hora de sacarnos al
policía del terror que llevamos dentro para comenzar de una vez y por todas a
ser libres en nuestra CUBA LIBRE.
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