viernes, 23 de diciembre de 2016

Informe Otálvora: Castrismo procura preservarse en el continente

El monto de las operaciones de "cooperación" entre Venezuela y Cuba habrían caído en los últimos años, pero el mecanismo se mantiene siendo parte esencial de la conexión umbilical entre La Habana y el régimen chavista.
En la fotografía tomada en Santiago de Cuba el 05DIC16 aparecen en primera fila Wagner Freitas, presidente de la central sindical brasileña CUT controlada por el PT; el expresidente brasileño Lula da Silva, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega, la destituida Dilma Rousseff, el anfitrión Raúl Castro, Nicolás Maduro extrañamente sin su esposa Cilia Flores, pese a que ella también viajó a Cuba, el mandatario boliviano Evo Morales. En la segunda fila se puede ver al canciller ecuatoriano Guillaume Long, el brasileño Guilherme Boulos, jefe del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST); el escritor brasileño Fernando Morais, la secretaria de relaciones internacionales del PT Mónica Valente y Raúl Guillermo Castro, el omnipresente escolta y nieto de Raúl Castro. En tercera fila está el canciller boliviano David Choquehuanca, Olímpio Cruz Neto quien actúa como asesor de prensa de Rousseff, el líder del radical Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) de Brasil João Pedro Stédile y Breno Altman del portal castrochavista Opera Mundi. En lo más alto de la escalera fue registrada la imagen del potencial heredero del régimen castrista, el vicepresidente cubano Miguel Diáz Canel, junto a Delsy Rodríguez la canciller de Maduro y Bruno Rodríguez el canciller anfitrión.
El régimen venezolano, pese a las graves restricciones financieras que vive el país, mantiene el esquema creado por Fidel Castro y Hugo Chávez para drenar recursos a Cuba. El 22DIC16 se realizó en Caracas la decimoséptima reunión anual de la denominada Comisión Intergubernamental de Cooperación Cuba-Venezuela, presidida esta vez por Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, y por la canciller de Nicolás Maduro, Delsy Rodríguez. Se trata de la cita anual en la cual, desde que Castro y Chávez firmaran el 30OCT00 sus acuerdos de “cooperación energética”, congrega a funcionarios cubanos que negocian y pactan contratos con el Gobierno de Venezuela para proveerlo de los más variados bienes y “servicios”. Si bien oficialmente se trata de programas de “cooperación”, en la práctica es un mecanismo de compra venta donde Venezuela es siempre el comprador.

La cantidad de contratos y el monto de las operaciones de “cooperación” entre Venezuela y Cuba habrían caído en los últimos años, pero el mecanismo se mantiene siendo parte esencial de la conexión umbilical entre La Habana y el régimen chavista. El “Plan Integral 2017” fue firmado por Maduro, escoltado por el ministro de la Defensa Vladimir Padrino, en horas de la noche del 22DIC16. Según Maduro, los dos gobiernos habrían decidido “juntar” sus respectivos planes económicos, lo cual es una clara exageración propagandística. La canciller de Maduro, por su parte, tuiteó que “el desarrollo de Venezuela en los últimos 16 años ha sido gracias a la cooperación Cuba-Venezuela”. El alejamiento entre los herederos de Chávez y el régimen castrista, que tantos analistas pronosticaban a raíz de los acuerdos de Cuba con el Gobierno Obama de 2014, nunca ocurrió.
Los contratos aprobados en el marco de la “Comisión Intergubernamental de Cooperación” suelen permanecer en secreto y los gobiernos apenas difunden algunas de las áreas genéricas de actuación. Para 2017 se anuncia que Cuba participará en proyectos del “arco minero del Orinoco”, un peligroso plan diseñado por el chavismo para otorgar concesiones de gran minería en un área de la Orinoquia equivalente al 12% del territorio venezolano.
El 29NOV16 ocurrió la ceremonia funeraria de Fidel Castro en La Habana, abierta para que todos los gobiernos extranjeros mandaran sus delegaciones. Allí estaban el mexicano Enrique Peña Nieto, el venezolano Nicolás Maduro, el nicaragüense Daniel Ortega, el ecuatoriano Rafael Correa y el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén, junto al dictador de Zimbabue Robert Mugabe y el rey emérito español Juan Carlos I. Igualmente al acto fúnebre en la Plaza de la Revolución se acercaron amigos de ocasión como la canciller colombiana María Angela Holguín, los enviados de EEUU Ben Rhodes y Jeffrey DeLaurentis y emisarios de decenas de gobiernos extranjeros. Hasta el Gobierno brasileño, que a juicio de Cuba es producto de un “golpe de estado parlamentario-judicial”, también envió a su canciller José Serra. Los actos en La Habana se planearon para que el público en general mostrara la relevancia global del fallecido. La ceremonia funeraria de “familia” tuvo lugar al otro extremo de la isla, los días 03 y 04DIC16.
Maduro, Evo y Ortega llegaron a Cuba el 03DIC16 realizando su segunda visita en menos de una semana. A ellos se juntó Lula da Silva quien arribó acompañado de Dilma Rousseff y una extensa delegación. El brasileño, quien previo a su viaje debió notificarlo al juez federal Sérgio Moro que lo procesa por corrupción, voló a la isla en un jet privado con matrícula de Bermudas. En Brasil corrieron rumores según los cuales el avión que transportó a Lula y a Rousseff, el Dassault VQ-BGG, sería propiedad de SonAir una filial de la estatal petrolera angoleña Sonangol Group. La referencia no es gratuita: el Gobierno angoleño es uno de los beneficiarios de préstamos del Gobierno brasileño durante el gobierno de Rousseff y en los cuales habría influido Lula para su aprobación.
A primera hora de la mañana del 04DIC16, Raúl Castro colocó dentro de una roca situada en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba el cofre que contendría las cenizas de su hermano. Tras la ceremonia, Castro sostuvo una reunión con sus invitados en esta ceremonia “en familia”, de la cual trascendió una fotografía divulgada en el portal brasileño Nocaute dirigido por el escritor comunista brasileño Fernando Morais.
En la fotografía tomada en Santiago de Cuba el 05DIC16 aparecen en primera fila Wagner Freitas, presidente de la central sindical brasileña CUT controlada por el PT; el expresidente brasileño Lula da Silva, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega, la destituida Dilma Rousseff, el anfitrión Raúl Castro, Nicolás Maduro extrañamente sin su esposa Cilia Flores, pese a que ella también viajó a Cuba, el mandatario boliviano Evo Morales. En la segunda fila se puede ver al canciller ecuatoriano Guillaume Long, el brasileño Guilherme Boulos, jefe del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST); el escritor brasileño Fernando Morais, la secretaria de relaciones internacionales del PT Mónica Valente y Raúl Guillermo Castro, el omnipresente escolta y nieto de Raúl Castro. En tercera fila está el canciller boliviano David Choquehuanca, Olímpio Cruz Neto quien actúa como asesor de prensa de Rousseff, el líder del radical Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) de Brasil João Pedro Stédile y Breno Altman del portal castrochavista Opera Mundi. En lo más alto de la escalera fue registrada la imagen del potencial heredero del régimen castrista, el vicepresidente cubano Miguel Diáz Canel, junto a Delsy Rodríguez la canciller de Maduro y Bruno Rodríguez el canciller anfitrión.
Allí estaban Ortega, Maduro y Morales, los tres hombres formados por el régimen cubano que aún se mantienen en el ejercicio del gobierno en sus respectivos países y que conforman parte de los activos geopolíticos que el gobierno castrista celosamente cultiva y custodia. Además estaba Lula, el sindicalista que logró construir el mayor partido castrista del continente y que perdió el poder en medio de una secuela de escándalos de corrupción. Pero Lula además de su alumna Dilma Rousseff y de “periodistas” afines, se hizo acompañar de dos de las figuras representativas de la violencia política de izquierda en Brasil: el líder de tomas rurales João Pedro Stédile y el jefe de la versión urbana Guilherme Boulos.
“Hay que hacer que Temer salga antes de enero”. La frase fue pronunciada por Dilma Rousseff el 22DIC16 durante su intervención en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) de Buenos Aires, y denota la radicalización de la izquierda brasileña. En medios políticos y militares brasileños se da como un hecho que un sector del PT es partidario de una “saída revolucionária” y reflejo de ello sería la abierta alianza de Lula con sectores radicales encabezados por João Pedro Stédile y Guilherme Boulos, dos de los viajeros a Cuba que figuran en la foto arriba comentada. Las violentas protestas del 13DIC16 en el Eixo Central de Brasilia, con destrucción de edificios públicos e incendio de vehículos en el centro mismo del poder político brasileño, pareciera indicar la deriva violenta que gana cuerpo en la izquierda brasileña.
Según la constitución de Brasil, en caso de que el actual presidente Michel Temer saliera del cargo antes del 31DIC16, se celebrarían nuevas elecciones presidenciales en un plazo de 90 días. Si la hipotética salida de Temer se produce luego de esa fecha, el Congreso brasileño designaría a un nuevo presidente, cuyo mandato sería hasta el 31DIC18.
Temer está siendo procesado, junto a Rousseff, en el Tribunal Superior Electoral por el financiamiento de la campaña del año 2014, cuando ambos eran aliados. En caso de Temer ser encontrado culpable, junto a Rousseff, de financiamiento ilegal, debería abandonar la presidencia. El PT se pasea por la opción de provocar un deterioro del gobierno Temer y exigir la convocatoria de nuevas elecciones en las cuales suponen que Lula ganaría ampliamente. El análisis del PT obvia que sobre Lula pesan ya cinco procesos judiciales por corrupción. La situación judicial de Lula (¡y Dilma Rousseff!) empeora ante el acuerdo que la empresa Odebrecht alcanzó el 21DIC16 con el Departamento de Justicia de EEUU, mediante los cuales delató a políticos de doce países de tres continentes, incluyendo Brasil, Argentina, Panamá, República Dominicana, Colombia y Venezuela, que recibieron sobornos de la constructora.
La izquierda castrista no se resigna a perder los gobiernos de Brasil y Argentina y se propone profundizar acciones de calle para deteriorar a sus actuales mandatarios. La preservación a toda costa de Maduro en el Gobierno de Venezuela, la prolongación del mandato de Evo Morales mediante una nueva e inconstitucional reelección en Bolivia y, la nueva toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua el 10ENE17, son eventos que muestran que el castrismo y sus aliados en el extranjero mantiene la línea de penetración y control de gobiernos a lo largo del subcontinente.

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