Desde 1995 hasta su retiro en Julio del
2009 Francisco Soberon Valdés fue más que el presidente del Banco Central de
Cuba; era el hombre encargado de manejar las cuentas secretas de Fidel Castro
en el extranjero. Razón por la cual costó trabajo que Raúl Castro aceptara su
carta la renuncia que presento so pretexto que necesitaba descansar y dedicarse
a escribir libros de economía.
Pocos se imaginan en el mundo y mucho menos
en Cuba cual es la verdadera razón por la que el actual dictador Raúl Castro se
negara a aceptar la renuncia de uno de los hombres fuertes de la época de su
hermano Fidel Castro, cuando para todos es sabido que el menor de los
Castro no dejo un solo miembro de confianza del desaparecido Comandante desde
el primer momento en que usurpó el poder en la isla.
Francisco Soberon Valdés además de ser el
nombrado presidente del Banco Nacional de Cuba es, aun a día de hoy, el hombre
en que el extinto dictador deposito el control y manejo de toda su fortuna en
el exterior, era quien coordinaba, bajo la fachada de transportistas de dinero
del Banco Nacional, las extracciones de millones de dólares desde Cuba a
cuentas en Suiza, que salían en maletines por avión con personajes como R.M.
(aun viviendo en Cuba, razón por la cual no hacemos público su nombre para
evitar represalias) que viajaban con pasaportes oficiales del Banco Nacional.
Quienes conocemos a fondo este sistema de
cuentas numeradas sabemos que los propietarios de estas cuentas son
conocidos solo por dos personas en la agencia bancaria suiza donde hayan sido
creadas las cuentas, una es el asesor/a bancario que se le asigna al cliente y
la otra persona es el director/a de dicha sucursal bancaria, por lo que son
consideradas seguras y confiables; lo que hace casi imposible su rastreo.
Pero al señor Soberon hoy le cae encima la
peor de sus obligaciones contraídas en su pasado, que es y por orden explicita
del difunto dictador, el repartir la fortuna de Fidel Castro según su voluntad
escrita, voluntad, que como cada vez que muere un multimillonario nunca es
aceptada por todos los herederos, máxime cuando los hijos no reconocidos del
tirano pueden optar por reclamarle a su tío (Raúl Castro) que les apoyen
en su reclamo de parte de tan multimillonaria herencia, cosa que le será
difícil a Raúl Castro debido a la archiconocida ambición de la viuda Dalia Soto
del Valle.
Hay que sentarse a esperar a ver qué ocurre
con esta repartición tan peculiar y cuáles serán los destinos paradisiacos de
los próximos herederos ya millonarios.
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