sábado, 24 de diciembre de 2016

Seleccionan discurso de Obama en Cuba entre los mejores de su presidencia

"Sí se puede", dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el discurso al pueblo cubano el martes 22 de marzo de 2016, en el Gran Teatro de La Habana (Cuba).
Los redactores de discursos de la Casa Blanca lo incluyeron en una lista de 9, "Él habla no sólo a los gobiernos, sino directamente a los pueblos, y este discurso fue transmitido en vivo, sin ediciones, por la televisión cubana", escribió Ben Rhodes, asesor de Obama, sobre la selección
El discurso que pronunció el Presidente Barack Obama en Cubaha sido elegido por miembros de su equipo de comunicación entre los mejores de sus dos mandatos.
En un artículo divulgado por la Casa Blanca como parte de una recapitulación de su presidencia, los redactores de discursos de Obama analizan cuáles han sido los más importantes y logrados del presidente durante sus ocho años al frente de la nación.
Se trata de nueve discursos que aluden a momentos diversos de la historia reciente de Estados Unidos. El único de los escogidos que se centra en la relación con otro país, y el único pronunciado fuera de EE.UU., es el que pronunció en Cuba.
Que aparezca en la lista el discurso que Obama pronunció en el Gran Teatro de La Habana "Alicia Alonso", el 22 de marzo de este 2016, pone de relieve la dedicación que requirió un texto que buscaba dejar atrás décadas de distanciamiento y demostrar a los cubanos que Estados Unidos no era su enemigo.
La visita de Obama en general, sus esfuerzos para llegar a los cubanos de a pie, las simpatías que despertó entre estos y en especial el impacto de este poderoso discurso que fue transmitido en vivo a los cubanos, fueron seguidos por una fuerte campaña de control de daños ideológicos por parte del gobierno comunista y sus medios.
Cada pieza oratoria mencionada es presentada por quien ayudó a darle forma, y en el caso del discurso en Cuba las notas las firma Ben Rhodes, el asesor adjunto de seguridad nacional del Presidente y su principal negociador en los 18 meses de conversaciones secretas con La Habana que condujeron al histórico deshielo.
A continuación una traducción de los apuntes de Rhodes:
"He venido aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas. He venido aquí para extender la mano de la amistad al pueblo cubano".
Estas son palabras sencillas, pero representan el enfoque que el presidente Obama ha adoptado en nuestra política hacia Cuba y nuestra política exterior en general. Con respecto a Cuba, estas oraciones resumen el enfoque que hemos adoptado: pasar la página de una política que había fracasado, e iniciar un nuevo capítulo en el que estuviéramos dispuestos a un compromiso con Cuba para ayudar al pueblo cubano a alcanzar una vida mejor.
Para conseguirlo, tuvimos que dejar atrás décadas de animosidad arraigada en la Guerra Fría: se alude a tanta historia en la primera oración que ni siquiera se necesita enumerarla para que sea entendida: la revolución cubana, la invasión por Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles, y un sinfín de esfuerzos por parte de las administraciones de Estados Unidos y el gobierno cubano para socavarse el uno al otro.
En ese sentido, estas palabras indican por una parte la naturaleza simbólica de nuestra política hacia Cuba: cortar un ancla a la posición de Estados Unidos en nuestro propio hemisferio, y en muchas partes del mundo; y por otra, describir en términos sencillos el nuevo enfoque de promover más contactos, viajes y comercio entre nuestros pueblos. El hecho de que el Presidente pronunciara estas palabras en suelo cubano les infundió un significado mucho mayor que si las hubiera dicho en EE.UU.
En términos más generales, sin embargo, estas dos oraciones representan varias aristas diferentes de la visión del mundo del presidente Obama y su perspectiva de la política exterior. Él rehúsa dejarse definir por el pasado, o ser su prisionero. Él no continúa haciendo cosas que simplemente no funcionan porque ese sea el enfoque que siempre hemos adoptado. Él cree que antiguos conflictos pueden llegar a su fin. Él está dispuesto a aprovechar sus viajes y sus discursos para marcar nuevos comienzos, incluso con antiguos adversarios como Cuba, Myanmar, Vietnam o Laos.
Él habla no sólo a los gobiernos, sino directamente a los pueblos de otros países, y este discurso en particular fue transmitido en vivo, sin ediciones, por la televisión cubana. Él está determinado a luchar contra las fuerzas de la división y la animosidad.
Todo esto se suma a una visión común: la convicción de que la gente de todo el mundo suele tener más cosas en común que las políticas llevadas a cabo por sus gobiernos, y de que siempre existe la posibilidad de cambio, reconciliación y progreso, si estamos dispuestos a mirar hacia adelante y no hacia atrás.


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